“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos” Nicolás Maquiavelo

En las relaciones humanas hay una influencia recíproca inevitable: la forma de comportarnos se verá influida por la presencia de otros, y la forma en que seamos tratados dependerá de nuestra apariencia, de ahí que usemos nuestras mejores armas para que el otro nos vea como nosotros queremos, como queremos que sea nuestra propia realidad.

Por eso, según Goffman, nuestra identidad es una “negociación social“, no solo depende de nuestras conductas, si no de la aceptación por parte de las otras personas como buenas o malas.

En nuestra vida cotidiana, estamos continuamente ante “promesas y reclamos” fruto de la impresión que le hemos dado a los demás de nosotros mismos. La gente que no nos conoce tiene que fiarse en un primer momento por la apariencia que tengamos, de ahí la importancia de que esta primera sea buena.

A partir de ahí, ya dejamos de preocuparnos por si nos gustan o no las normas sociales que tenemos que cumplir para agradar a los otros, si no de que esta imagen nuestra sea convincente y las satisfaga. Aparece aquí dos partes que Mead conceptualizó acerca de la identidad: “el mí” incrustada en nuestra identidad, la hemos adquirido social y culturalmente, y “el yo” que hace referencia a la reacción del individuo ante la actitud de la comunidad.

Un ejemplo sería cuando vamos a una entrevista de trabajo. En un chico joven que lleva piercing será “necesario” que se lo quite, ya que en un primer momento al entrevistador le puede dar la sensación de ser una persona irresponsable e inmadura, lo que no le ayudará a la obtención del puesto, aunque el chico sea la persona más responsable del mundo, si tenemos asociados pendientes y tatuajes a gente que se comporta de una determinada manera, será muy difícil que se cambie de opinión respecto a este tema.

Por último, aquí dejo un ejemplo de cómo la primera impresión es decisiva: en este capítulo de Aída, un asistente social va a casa de los García y estos tienen que dar la impresión de ser una familia que necesita ayuda, todo muy exagerado.