Somos lo que decimos y cómo lo decimos

Pensamos que si controlamos la parte verbal de la comunicación con un buen discurso tenemos ganado el cielo, pero esto no es así. Es fundamental controlar la parte no verbal para que la comunicación funcione y sea eficaz. Si junto con el discurso, conseguimos que nuestra voz, nuestra posición corporal y nuestro rostro actúen acorde con lo que estamos diciendo, podremos decir que hemos tenido éxito.

Vamos a haceros reflexionar, parte por parte, acerca de la comunicación no verbal de las manos, del cuerpo, del rostro y del tono con una serie de vídeos, y vamos a relacionarlos con las expresiones de emoción como alegría, tristeza, sorpresa, cólera, asco y miedo.

En este video vamos a analizar por separado las manos, donde a partir de encuentros históricos entre políticos de distintos países se denota miedo (en la mayoría de los ejemplos) aunque también otras afecciones que vamos a explicar más detenidamente. A pesar de que en el vídeo se especifica muy bien la relación entre la comunicación de las manos y el sentimiento de la persona, nosotros hemos advertido otras señales que refuerzan lo que se dice.

• En el caso de Arafat junto a Bill Clinton, es muy clara la posición dominante que mantiene Arafat con la posición firme de su cuerpo, y con la fuerza que ejerce el apretón de manos. Con esto, consigue intimidar a los demás miembros del grupo, que como hemos visto aprietan los folios en señal de desconfianza y sentimiento de inferioridad. Pero si nos fijamos en la mirada gacha y en la forma en la que aprietan los labios, encontramos que se refuerza ese sentimiento interno.
  
  Por cierto, ¿no os dice nada el acto de sujetar tan fuerte los folios? Efectivamente, se trataría de un adaptador para controlar las emociones y evitar exteriorizar ese miedo.
• En el saludo de Hitler y Franco, sorprende no sólo la manera afectuosa en que el segundo estrecha las manos, sino el acompañamiento que tiene de la mirada y de la boca con esa gran sonrisa. La mirada está fija en Hitler, llegando a transmitir más que el propio saludo con las manos (pero esto tan sólo es una opinión subjetiva, puesto que pensamos que la presión que ejerce la mirada complaciente, provoca que Hitler se relaje y opte por quitarse los guantes).
• Aznar en el último ejemplo del vídeo es quien más elementos muestra de inseguridad o miedo. No tanto por las manos, sino por la mirada y por la rigidez de su expresión facial y de su sonrisa. Podemos observar que al principio de la secuencia se encuentra al lado de Barroso y de Blair, y que junto a ellos no se siente cómodo, por lo que baja la mirada al suelo y se toca el pelo constantemente como signo de adaptación (al igual que en el ejemplo anterior lo hacía el hombre que sujetaba los folios). Para evitar esa incomodidad, Aznar decide disimuladamente acercarse a Bush, donde la proximidad entre ambos es mucho mayor que con Blair y Barroso, y donde la sonrisa forzada intenta aparentar seguridad.
  
  El caso de Aznar, Blair y Barroso con la distancia entre ellos y las posturas rígidas del cuerpo también son señales que indican todo lo anterior. Pero más adelante nos centraremos en el estudio del espacio y de la postura del cuerpo.

Uniendo estos dos vídeos vamos a analizar el componente de la mirada junto con la boca a la hora de comunicarse. La expresión de ambas determina en un alto porcentaje la transmisión facial de las emociones.
Hemos escogido estos dos videos por varios motivos: el primero por lo curioso que resulta comparar nuestras expresiones con la de los monos, comprobando que prácticamente son idénticas; y en segundo lugar por que descubrimos de la mano del experto Paul Ekman numerosos indicios que permiten descubrir si la persona siente miedo, alegría, asco, tristeza, sorpresa o cólera a través de un programa informático desarrollado por él mismo.

En el primer video, el profesor Roger Masters nos muestra un estudio en el que se comparan expresiones de políticos con expresiones de primates. Es interesante ver cómo la mirada y la boca cambian cuando sentimos miedo: las cejas van hacia abajo y los labios se aprietan. Cuando nos enfadamos, abrimos la boca enseñando los dientes y la mirada y las cejas se tensan, y difiere de la alegría en cuanto la boca adquiere menor rigidez y los ojos se abren junto con un movimiento ascendente de las cejas.

En la entrevista que le hace Eduardo Punset a Paul Ekman, descubrimos que la expresión de tristeza se caracteriza por poner las cejas en ángulo, arquear los labios y tensar las mejillas. También es muy interesante el apunte que hace acerca de las expresiones de sorpresa, ya que señala que estas expresiones son breves y duran el tiempo en que tardamos en descubrir el motivo que nos ha hecho sorprendernos, para dar lugar entonces a otras expresiones.

Para el análisis de las expresiones de asco, hemos querido que visualicéis este simpático vídeo que muestra cómo los recién nacidos expresan su aversión al probar limón.

No hay nada más sincero que las expresiones de un bebé. Son incapaces de mentir, y esto se hace patente tras observar cómo absolutamente todos reaccionan de la misma manera tras probar el limón: cierran muy fuerte los ojos, arrugan la nariz y aprietan los labios enseñando las encías, y ¿qué me decís del movimiento de la cabeza?.

Para analizar el tono, hemos elegido este video que muestra los intentos de controlar la voz para demostrar seguridad, esconder los miedos y sobre todo, impedir que descubran si estamos mintiendo. Todas estas cosas podemos conseguirlas si somos capaces de regular el tono, evitando que se quiebre.

Es muy interesante el experimento donde se escucha solo la voz para descubrir si se miente o se dice la verdad. Como vemos, resulta muy difícil, puesto que las expresiones de nuestro rostro son las que en la mayoría de las veces nos delatan. Pero quizá esto cambie si se logra extender el uso del programa informático que evalúa el tono, ¿no creéis?.

Finalmente vamos a analizar el cuerpo y el espacio que éste ocupa. Hemos dado algún apunte sobre este tipo de comunicación no verbal en el caso de Aznar, pero con este último vídeo vamos a centrarnos en el movimiento del cuerpo para expresar enfado y cólera.

Se trata de una secuencia de la película “Un tranvía llamado deseo”, donde Marlon Brando interpreta a Stanley, que es el personaje en el que nos vamos a centrar para explicar la cólera a través de la expresión del cuerpo. Observamos cómo su cuerpo se mueve rápida y violentamente, que utiliza mucho el espacio, con pasos largos, vaivenes y desorientación. Los brazos muestran movimientos amplios y, como hemos dicho, recurren a la violencia.

Todo lo relacionado con el cuerpo como parte fundamental de la comunicación no verbal es estudiado por la proxémica, que estudia entre otras cosas, las distancias que necesitan los individuos para relacionarse, así como el famoso espacio personal, pero se trata de un tema muy amplio que no vamos a tratar. A pesar de ello, para todos los que estéis interesados, os ofrecemos este interesante enlace.