No hay lugar a dudas: la era del entretenimiento está aquí y nosotros formamos parte de ella. Ya no solamente se especula sobre este fenómeno del entretenimiento, si no que se estudia para saber cuales son los mecanismos, efectos y procesos.
Por tanto, cuando vemos una película, las distintas variables que se usan para averiguar qué es el entretenimiento y cómo se puede explicar, son nuestras reacciones. Es saber cómo reaccionamos ante distintos estímulos que están cuidadosamente estudiados.
Es muy común que cuando vamos al cine a ver una película vayamos con unas ideas predefinidas, y esperemos un final concreto (en caso de saber más o menos de qué va la película). Esperamos un final acorde con las emociones que hemos sentido a lo largo de largometraje, con la identificación que tenemos con el personaje... Sin embargo, esto no siempre es así; siempre hay una serie de sucesos que hace que el anhelado final tarde en llegar, y a lo largo de las escenas veamos cómo las cosas se van torciendo hasta parecer desembocar en un trágico final.
Por tanto, cuando vemos una película, las distintas variables que se usan para averiguar qué es el entretenimiento y cómo se puede explicar, son nuestras reacciones. Es saber cómo reaccionamos ante distintos estímulos que están cuidadosamente estudiados.
Es muy común que cuando vamos al cine a ver una película vayamos con unas ideas predefinidas, y esperemos un final concreto (en caso de saber más o menos de qué va la película). Esperamos un final acorde con las emociones que hemos sentido a lo largo de largometraje, con la identificación que tenemos con el personaje... Sin embargo, esto no siempre es así; siempre hay una serie de sucesos que hace que el anhelado final tarde en llegar, y a lo largo de las escenas veamos cómo las cosas se van torciendo hasta parecer desembocar en un trágico final.“Si a mi me dicen que va a pasar esto no pago por verlo” pensamos. Eso es porque no somos conscientes del placer estético que nos produce este tipo de situaciones como espectadores que somos.
Para explicarnos mejor. Pondremos un ejemplo conocido mundialmente: Harry Potter. ¿Quién no conoce la vida y las "desgracias" de este joven brujo?
Este mago tiene una vida marcada por momentos felices y momentos trágicos, y sin dejar de lado la originalidad del argumento de la película, podríamos afirmar que lo que más adorable le hace es el continuo sin vivir en el que nos tiene siempre: siempre que le pasa algo bueno le ocurre algo malo.
Es tal la vivencia emocional que sentimos y la identificación con el personaje, que por un momento sus problemas los convertimos en nuestros propios problemas, y nos unimos a sus buenos y malos momentos.En este caso, si vemos el trailer de la película Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, podemos sentir ya la sensación de malestar al ver que algo malo puede ocurrir.
La explicación es muy sencilla: es que los malos momentos posteriormente darán resultados positivos en nuestras emociones. Esto quiere decir que cuando vemos que está ocurriendo algo malo al personaje en cuestión, la tensión crece y sufrimos un malestar empático cada vez mayor. Así va aumentando hasta que el protagonista encuentra la solución a su problema, y a la vez nosotros experimentamos una sensación de euforia al ver que las cosas han salido como nosotros queríamos, "el final que esperábamos".Podemos decir, que lo que hace que sintamos esa sensación al final de la película son los residuos de excitación debido a que al haberlo pasado tan mal y ver como al final todo se arregla se intensifica nuestra sensación de bienestar y se compensa el sufrimiento. Es el placer de sufrir.
Pensé que el artículo era más interesante.. más psicológico y profesional.. Disappoinment.
ResponderEliminar